
Me llamó mucho la atención un post del que sólo recuerdo que hablábamos de marketing emocional, en el que
Edu, a quien tanto admiro, decía que algunos días nublados de invierno, cuando estaba un poco depre, abría un frasco de bronceador, lo olía y de alguna manera, salía el sol. Me impactó mucho esta declaración.
Me reconocí de inmediato oliendo una de esas gomas cuadradas de NATA, y encendiendo automáticamente un nítido monitor desde el que ver alguna parte de mi infancia con milimétrica exactitud. Bueno, ¿A quien no le a asaltado un recuerdo en forma de aroma?, un perfume, un habitación cerrada, el olor a hogar ajeno, un tipo de piel,….
Esto no es nuevo, ni mucho menos. Son muchas las empresas que llevan asociada a su estrategia corporativa un aroma determinado.
Westin, por ejemplo, como un rasgo más de imagen corporativa y ¿por qué no?, diferenciador, capitaliza un tipo de aroma que utiliza en todos sus hoteles como un estándar más…podríamos decir que tiene un “odotipo”.
Pensando en esto, el otro día estuve reunido con la gente de
Aeromarketing Valencia y me quedé impresionado por las posibilidades. Mil posibilidades nos presenta esta compañía pero lo que más me impresionó fue el maletín de aromas que traía….pude oler a brisa marina, a red bull, a bronceador, a lluvia, a mar, a azahar…..¿Cual será nuestro odotipo ideal, cual conectará con el
flow de nuestro target….?