lunes, marzo 9

El arte de la prudencia

Me iba a poner a analizar estadísticas, a compartir con vosotros otro episodio de interpretación de gráficas…..pero es que todas caen, por caer hoy cae hasta la de mi imbatible optimismo. Por ahí leo que no es bueno hablar de la crisis y que hay que ser positivos….transmitir confianza….optimismo….No sé. Hoy no soy capaz, me he metido demasiado en las páginas salmón. No sé, no veo el valle, sólo siento velocidad de caída.
Por eso, permitirme hoy hablaros de otra cosa, de un buen libro por ejemplo. Como un remanso, como un oasis, como un norte.
Permitirme que os hable de “el arte de la prudencia”, de Baltasar Gracián. Me fascina como un sacerdote que existió hace más de cuatro siglo, tuviera un enfoque tan lúcido de cuales son la claves para aproximarse al éxito en las relaciones sociales y económicas de la época, pero me fascina aun más, que dicho enfoque esté tan vigente en el 2009 y en plena crisis….. No deja de sorprenderme como en el fondo, hemos cambiado tan poco y como nos cuesta tanto aprender de los errores del pasado.
El libro se compone de 300 preceptos…..cada uno tiene su historia. No me preguntéis por qué pero hoy me quedo con el 70, con el 81, y sobre todo… con el 101… así rezan:
70. Saber negar. No se debe conceder todo, ni a todos. Tanto importa saber negar como saber conceder y pelos que mandan es una prudencia necesaria. Y aquí interviene la forma: más se estima el no de algunos que el si de otros, porque un no dorado satisface más que un si a secas. Es mejor que queden siempre algunos restos de esperanza para que templen lo amargo de la negativa.
81. Renovar el lucimiento. La excelencia suele envejecer, y con ella la fama. La costumbre disminuye la admiración y una novedad mediana suele vencer a la mayor eminencia una vez envejecida. Hay que renovar el valor, el ingenio, el éxito, todo. Hay que aventurarse a renovar en brillantez, amaneciendo muchas veces como el sol, cambiando las actividades del lucimiento. La privación provocará el deseo, y la novedad el aplauso.
101. La mitad del mundo se está riendo de la otra mitad, y ambas son necias. Según las opiniones, o todo es bueno o todo es malo. Lo que uno sigue el otro lo persigue. Es un necio insufrible el que quiere regularlo todo según su criterio. Las perfecciones no dependen de una sola opinión: los gustos son tantos como los rostros, e igualmente variados. No hay defecto sin afecto. No se debe desconfiar porque no agraden las cosas a algunos, pues no faltarán otros que las aprecien. Ni enorgullezca el aplauso de éstos, pues otros lo condenarán. La norma de la verdadera satisfacción es la aprobación de los hombres de reputación y que tienen voz y voto en esas materias. No se vive de un solo criterio, ni de una costumbre, ni de un siglo.

2 comentarios:

Alberto Giulianotti dijo...

Una vez más nos despiertas de la rutina diaria y de la sensación de no saber como salir de la situación en la que estamos. En esta ocasión nos ayudadas a ver las cosas con perspectiva, una perspectiva de 4 siglos de historia. Los escritos de Baltasar Gracia sobre el Arte de la Prudencia sorprenden por su actualidad. Quiero destacar las palabras finales de cada ejemplo que has expuesto. ¿tendrás tiempo de mostrarnos mas?, no se como lo haces
Es mejor que queden siempre algunos restos de esperanza para que templen lo amargo de la negativa.

Hay que aventurarse a renovar en brillantez, amaneciendo muchas veces como el sol, cambiando las actividades del lucimiento. La privación provocará el deseo, y la novedad el aplauso.

La norma de la verdadera satisfacción es la aprobación de los hombres de reputación y que tienen voz y voto en esas materias. No se vive de un solo criterio, ni de una costumbre, ni de un siglo.

Isaac Vidal Sáchez dijo...

Alberto estas hecho un poeta y eso, en estos tiempos, es mucho amigo! Mucho!